Cuatro ojos, tirantes
negros
canguro en la
panza
la tormenta
en la pupila
la isla en el
bolsillo
el planeta al
hombro,
alérgico al
antibiótico
amigo del
oso
sensible al
hambre
al dolor, a
las cosquillas
atento al
relato de la abuela
y a la
urgencia profana
de entregar
el trabajo a tiempo
A veces a pie,
a veces en coche
con mis
pulmones
mis puños y
mis dientes
cruzo mil
Saharas
le doy alas a
la Antartida
le pinto un
sombrero al atardecer
traspaso el
milenio;
el mar todavía
no dobla campanas por mí
el Ave María
de Caccini
es un mordisco en la manzana
la lluvia de hoy, un tributo sutil al silencio
Subo la
escalera y veo
a la que no estaba allí
la puerta sin
tocar
la noche sin
dormir
a tres
peldaños del Himalaya
su rastro es una
nube...
-Te he buscado toda la vida
-Te he buscado toda la vida
¿dónde has estado?
-En un sueño…
en tu sueño de niño
-¿Mi sueño... , y qué has
visto allí?
-Te he visto
a ti
-¿A mí?
-Sí... estabas al otro lado del portal
con el alma en paz
solo, en un campo de naranjas...
con el alma en paz
solo, en un campo de naranjas...
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