Centinela de sus sueños
garfio extra en sus combates
mudo en sus fraudes
ciego en sus cortejos
solitario y presto equilibrista
siempre de pie sobre la clavícula
firme al final de cualquier atropello
En su axila escondía el mapa
en su garganta una vieja cicatriz
era su socio en el tesoro
testaferro de su bergantín
y acaso por que, salvo tres palabras en francés
y un par de groserías,
nunca logró hablar su idioma…
La leve y amistosa palmada diaria en su hombro
una mañana no lo despertó
por el color de sus ojos
supo que el plumífero había volado a su isla antigua
y aunque solidarios, flamearon la bandera negra a media asta
sin su escolta, una noche
sus leales le clavaron sin piedad su retiro en la espalda
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