El dulce ensueño de la morfina

Soñé que había paz
que las panaderías abrían sus puertas
y el mundo bebía vino en cofradía;
así escapé de los cuadros del antiguo horror
de banderas rotas
de camaradas calcinados
y no volví más a oficiar el rito de la muerte

Soñé
con una novia feliz
y un modesto empleo;
yo cargaba una escalera
desenredaba las cometas de los árboles
rescataba las pelotas atrapadas en los techos.
Tenía un hijo llamado Salvatore
una guitarra y un diario de hazañas
Fui más allá,
deserté de la trinchera
resucité a mis camaradas
armamos un gran jolgorio en el cielo
y en una mano de naipes me gané un trencito de madera

Pero sucede en los sueños,
un cubo se transforma en una esfera
o se fragmenta en laberintos inconexos...
Yo caí en la cara más oscura
donde la guerra se había despertado
más cruenta
más patética
más cínica:
"pobres soldados
entre alambres y minas
sois prisioneros de la vigilia"
hablaba de nosotros
... condenados eternos a
morirnos de sed
herirnos sin piedad
patearnos los sueños

Abro los ojos, aún deliro
la morfina no puede contra el gran dolor;
una muchacha me consuela
"tuviste suerte, solo perdiste las dos manos";
me da de beber
me lee un libro
me dice "no te mueras"
Yo, que nunca tuve miedo de morir
que siempre busqué un gran amor
le regalo mi reloj
mi lápiz
mi cuaderno de hazañas;
le suplico "no te vayas"
ella enmudece
me da un beso
y antes de desvanecerse
me regala otro cesto de dulces naranjas...

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