miércoles, 21 de mayo de 2008
Solo
Al despertar notó que todavía estaba allí
como el dinosaurio,
mudo como un lago de sal
a expensas del viento como el desierto
todavía de pie, dando sombra
con las clavículas y las botas puestas
Al despertar miró hacia el horizonte silente
esta vez le pareció más plano, más árido
más lejano aún que el espejismo;
con el sol colgado del cenit
el mediodía fundiéndose en una caldera
y la camisa disparando un chorro de sudor
Los días transcurrían lentos como la erosión
haciéndose largos como los trenes mineros
gregarios como los flamencos
sin importar si iban o venían
ellos solo pasaban
rozándole sigilosos el sombrero al tiempo
Un día despertó y el mundo le pareció un cementerio
poblado de epitafios dispersos trasuntaban la historia
… algunas vidas terminaban en una leyenda
otras aún aguardaban sentadas en una estación
a unos les tomaba cien años oxidarse
a otros un segundo para morir
Entendió que los pernos desgastados y tirados por el suelo
eran el rastro reciclable del paso del tiempo;
unos decían que el amor les fue ciego y feliz
que la vida les regaló un par de ombligos
que volverían a colgarse del cenit
a fundirse los dedos sujetando la caldera del mediodía
Otros se engrasaron en las bisagras de la vida
deshojaron margaritas
se gastaron despeinando la nuca al tiempo
hasta que un día despertaron
y notaron que todavía estaban allí
de pie, mudos, solitarios... como el dinosaurio
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